Saber y sentir unidos en un mismo concepto. La capacidad del ser humano para enlazar momentos, recuerdos o deseos... con el sentimiento más acuerdo. Y es que somos tan moldeables como la plastilina. Formas perdidas que buscan encontrar su punto de partida.::
Nacemos con el deseo de aprender...y de nuestro entorno captamos las ideas. Luces que alumbran la ignoracia, recalcando en ella nuestros fallos, faltas o malacia. Buscando el punto culmen del conocimiento, que es la capacidad de controlar nuestros pensamientos. El poder de sufrir menos... sonreír más... vivir al menos.::
Y en el último de nuestros estados, cuando la experiencia nos madure, seremos capaces de sentirnos relajados. Seremos capaces de darle sentido a cada uno de nuestros actos. Capacitados de controlar el dolor de nuestro pasado, y convertirlo en la esperanza en nuestro futuro. Y en un último de nuestros tropiezos... sentirnos completos... llenos... pero sobre todo amados.::
Y pensad en este conocimiento: ¿Acaso no os gustaría volver a sentir aquel momento? ¿Volver a revivir el mirar al firmamento? Tan fácil como relacionar esa reflexión... con un sentido... con un objeto... y cuando queremos revivirlo: tocarlo; sentirlo; o simplemente... dejarnos llevar por el tiempo.::
Cuando estés más relajado y contento, relaciónalo con un pensamiento... siempre te sentirás mejor de nuevo, al evocarlo desde el recuerdo.
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