Como fruto de tu propia vida te sentirás. Dependencia de un sentimiento que siempre rondarás. Por mucho dureza que te haya marcado, siempre tendrás la parquedad... siempre tendrás el deseo... de que alguien te vaya a velar.::
Y no solo recibir, sino también cuidar... pues cuando el calor llegue a tu corazón, y de rojo sensación se manche tu vida, sabrás que tus recuerdos quieres proteger. Ayudar a la persona que quieres, hasta aliviarla de todos sus males, amparándola... impidiendo que la brisa del temor logre tocarla.::
Pero nuestro afán puede ser nuestra privativa cárcel. Si no controlamos la codicia de ser cuidados... o la necesidad de custodiar... al final nos pudrimos, y caemos al suelo como un alma más, sobre hojas muertas de esperanza que nunca más lograrán retornar. Pues podemos presionar tanto a quien no quiere ser custodiado... que al final nos termine por rechazar, ¿ Tan difícil es guardar a la misma persona que te quiere resguardar ? .::
Somos destructivos por naturaleza. Tan abusivos que incluso con nuestro cariño, amor, o protección... debilitamos cualquier fortaleza. Y no existe peor error que acaparar la vida de los demás. Vivirla por ellos. No dejarlos sentir más. Ya que cada cual tiene su razón, su destino, para poder sentirse especcial... para ser alguien distinto... para no mirar nunca atrás.::
Ayuda, apoya, protege... pero no dejes que todo esto te maneje.
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